miércoles

Mi primer encargo


Inés y yo éramos amigas de toda la vida. En el colegio, con 15 años, cuando yo ya quería ser diseñadora de moda, quedamos en que le haría el vestido de novia. Cuando me llamó para contarme que se casaba y darme detalles de cómo quería el vestido yo ¡ni me lo creía! Suerte que conté con la ayuda de Charo, una patronista genial, y de Carmen que nos cosió el vestido definitivo.

Una vez definido exactamente cómo quería el vestido, empezamos con el patronaje y cosimos un vestido de prueba, en glasilla, para ajustar los volúmenes, el largo, y hacer las rectificaciones necesarias.

Cuando ya tuvimos los patrones Inés y yo fuimos a comprar las telas. Ella tenía un velo precioso y queríamos que los encajes que escogiéramos y las telas tuvieran el mismo tono y aire. Al final encontramos un encaje italiano muy bonito que se parecía bastante al dibujo del velo.




La verdad es que el vestido quedó precioso. Mirando hacia atrás pienso que fue una lanzada por mi parte, porque no tenía ninguna experiencia. Pero el resultado fue positivo y yo aprendí muchísimo, y gracias a esto me salió otro encargo, pero esto ya es otra historia... 

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